El sujeto ético de la posmodernidad exhibe su ambigüedad como una virtud, cuando en realidad es una necesidad perentoria: no ha quedado ninguna forma de regulación social que pueda asumir las consecuencias nefastas del proceso de industrialización, por eso debe estar capacitado para asumir cualquiera (incluso las más autoritarias, que son en realidad las que se adivinan en un horizonte cercano). Calificándose genéricamente de «ciudadano» puede reclamar sus derechos sin necesidad de cuestionar las relaciones de opresión y dependencia. La ética posmoderna es, en fin, el aceite que engrasa el mecanismo de la vida administrada. Oponerle cualquier identidad fuerte, cualquier pensamiento ideológico, es trabajo perdido: puede asumirlos convirtiéndolos en una opción más para aquellos que ya no ven ninguna opción.
Cul de Sac #3|4
Posmodernidad: de la crítica a la impostura

2014
9€
196 p.
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Sumario

Editorial
El torbellino de la modernidad, Salvador Cobo
¿Es posible enseñar literatura moderna?, Alfonso Berardinelli
Las aporías de la vanguardia, H.M. Enzensberger
La tentación del vacío. Ciudad y arquitectura posmoderna, Juanma Agulles
Los movimientos de los años sesenta, Cornelius Castoriadis
¿Nietzsche posmoderno?, Florian Cova
La ofensiva de los Estudios de Género. Reflexiones sobre la cuestión queer. Séverine Denieul
Pier Paolo Pasolini, una fuerza del pasado, Salvador Cobo
Chemtrails, miseria de la conspiración, Miguel Sánchez Lindo
El fin de la posmodernidad, Alfonso Berardinelli

Reseñas
¿Hay una transición en la cultura?, Javier Rodríguez Hidalgo
Los terribles corolarios de la sociedad industrial, Peri Martínez
Lecturas comparadas sobre un puente, José Ardillo
Los comienzos de la desposesión, Peri Martínez

 

Al parecer vivimos inmersos en la posmodernidad. Tras las críticas surgidas en los años setenta y ochenta del siglo pasado, la posmodernidad ha cumplido su verdad en nuestro tiempo. Pero, ¿qué verdades venía a anunciar la posmodernidad? Que, precisamente, no hay verdades. Los grandes relatos históricos entraron en quiebra, y conceptos como «verdad», «razón» o «totalidad», quedaron en suspenso. ¿Se puede decir, entonces, que ya hoy todos formamos parte de ese gran simulacro?

En este número doble de Cul de Sac se aportan artículos para el debate sobre el origen de la posmodernidad, sus pretensiones críticas con el modernismo de mitad del siglo XX, y sus recientes avatares que se deslizan, como algunos han sugerido, hacia una franca impostura.

Mientras el desarrollo de la sociedad tecnológica ha preparado las condiciones para una mayor dependencia, y anuncia ya en el horizonte los rasgos de un nuevo autoritarismo (lo que hemos llamado alguna vez el inquietante regreso de lo sólido), el debate sobre la posmodernidad parece haber pasado de moda, quizá precisamente porque muchos de sus preceptos se han generalizado y asumido. Sin pretender encontrar respuestas definitivas, intentamos trazar en este número las relaciones entre nuestra cultura material y las propuestas de la posmodernidad.