Y, sin atender a la Biología, al Psicoanálisis, la Sexología y la misma Historia… ¿cómo vamos a entender el deseo erótico? En este sentido, el feminismo de género está haciendo lo mismo que cualquier religión: intentar explicar el sexo y a los sexos desde su dogma, de forma ignorante y complaciente.

Eros satanizado. Sexualidad, deseo y pensamiento feminista

Lucía González-Mendiondo

Pasquines, 3
2023

4€
30 páginas

Textos extraídos de El género y los sexos.
Repensar la lucha feminista

La sexualidad, entendida como deseo erótico, no se deriva del género. Esta afirmación procede de Gayle Rubin. Para la mujer que conceptualizó en 1975 el sistema sexo/género, aunque es innegable que el deseo erótico y el disfrute sexual han sido concebidos como un atributo o privilegio masculino, por lo que el modelo de sexualidad vigente es un modelo que favorece al hombre, la sexualidad no se deriva del género, como opinan y argumentan gran parte de las teóricas feministas. Rubin, por el contrario, apuesta por un desarrollo autónomo de una teoría y una política de la sexualidad, independientes del género y que deben tener en cuenta el cuerpo.

Al género no le interesa el deseo; no le interesa entenderlo: como herramienta política que es, se limita a politizarlo. El género rechaza cualquier aportación anterior a él mismo como explicación de la relación entre los sexos, en tanto que considera que un omnipresente sesgo patriarcal anula el valor de cualquier conocimiento. Y, sin atender a la Biología, al Psicoanálisis, la Sexología y la misma Historia… ¿cómo vamos a entender el deseo erótico? En este sentido, el feminismo de género está haciendo lo mismo que cualquier religión: intentar explicar el sexo y a los sexos desde su dogma, de forma ignorante y complaciente.