Eros satanizado

Eros satanizado. Sexualidad, deseo y pensamiento feminista
Lucía González-Mendiondo

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Descripción

La sexualidad, entendida como deseo erótico, no se deriva del género. Esta afirmación procede de Gayle Rubin. Para la mujer que conceptualizó en 1975 el sistema sexo/género, aunque es innegable que el deseo erótico y el disfrute sexual han sido concebidos como un atributo o privilegio masculino, por lo que el modelo de sexualidad vigente es un modelo que favorece al hombre, la sexualidad no se deriva del género, como opinan y argumentan gran parte de las teóricas feministas. Rubin, por el contrario, apuesta por un desarrollo autónomo de una teoría y una política de la sexualidad, independientes del género y que deben tener en cuenta el cuerpo.

Al género no le interesa el deseo; no le interesa entenderlo: como herramienta política que es, se limita a politizarlo. El género rechaza cualquier aportación anterior a él mismo como explicación de la relación entre los sexos, en tanto que considera que un omnipresente sesgo patriarcal anula el valor de cualquier conocimiento. Y, sin atender a la Biología, al Psicoanálisis, la Sexología y la misma Historia… ¿cómo vamos a entender el deseo erótico? En este sentido, el feminismo de género está haciendo lo mismo que cualquier religión: intentar explicar el sexo y a los sexos desde su dogma, de forma ignorante y complaciente.