Somos revolucionarios a nuestro pesar

Contemporáneos de la Gran Depresión, de la crisis del liberalismo y el auge del fascismo y del comunismo, Bernard Charbonneau (1910-1996) y Jacques Ellul (1912-1994), amigos y miembros del «Movimiento personalista», llevaron a cabo desde su juventud una crítica no marxista de la alienación del hombre moderno. Frente a la tiranía de la Ciencia, la Industria y el Estado, esbozaron un proyecto revolucionario que no pasaba por la toma del poder, sino por una contrasociedad basada en múltiples comunidades dispersas, cultivando otro tipo de relaciones sociales y una actitud nueva hacia la naturaleza.

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Descripción

«Hoy en día, toda doctrina que se niegue a considerar las consecuencias del progreso, ya sea porque considere secundarios tales problemas (ideología de derechas), o porque los divinice (ideales de izquierdas), es contrarrevolucionaria. Lo que caracteriza al mundo totalitario en el que vivimos es la simbiosis de política y de técnica, el acuerdo entre la voluntad de poder de los jefes de Estado y la curiosidad objetiva, el sentido mecánico, la estrecha docilidad de los técnicos. Debemos recuperar el control de nuestros medios. Si no reducimos el progreso técnico a la condición de un instrumento, y ese es el significado de la bomba atómica, pereceremos aplastados por las fuerzas que hemos desatado. No es un domingo en el campo lo que necesitamos, sino una vida menos artificial».

Contemporáneos de la Gran Depresión, de la crisis del liberalismo y el auge del fascismo y del comunismo, Bernard Charbonneau (1910-1996) y Jacques Ellul (1912-1994), amigos y miembros del «Movimiento personalista», llevaron a cabo desde su juventud una crítica no marxista de la alienación del hombre moderno. Frente a la tiranía de la Ciencia, la Industria y el Estado, esbozaron un proyecto revolucionario que no pasaba por la toma del poder, sino por una contrasociedad basada en múltiples comunidades dispersas, cultivando otro tipo de relaciones sociales y una actitud nueva hacia la naturaleza.

Los cuatro ensayos que presentamos aquí, escritos entre 1935 y 1945, sentaron las bases del pensamiento ecologista, ofreciendo una lectura absolutamente actual, humanista y libertaria de nuestra sociedad productivista, consumista y tecnófila.